Tengo un buen amigo, un jefazo de la multinacional en la que trabajaba, que no sabía que escribía, el siempre me ha conocido como sindicalista y como informático.
Cuando le mandé el link de la novela la compró y la ha leído del tiron, o eso me ha dicho.
Su opinión me es resulta importante porque es muy aficionado a la lectura y le encanta hablar de literatura. Además es muy curioso.
Pues le ha encantado. Me ha dicho que los personajes estaban muy bien definidos, que el argumento estaba bien y que escribo muy directamente, que no me pierdo en grandes frases ni discursos grandilocuentes ni metáforas como hacen otros.
Sé que una mala crítica, por amistad, no me la iba a hacer, pero estaba entusiasmado.
Me ha frito a preguntas, que como lo planeo, que como me documento, que si cojo la idea y la desarrollo o lo hago como me sale al momento. También me ha dicho que ha encontrado dos erratas. Hemos estado casi una hora al teléfono.
Al final, me ha felicitado, y me ha dicho, que en cuanto acabe todo este rollo del virus, tenemos que quedar porque quiere que la comentemos más detalladamente. Y que tiene muchas más preguntas que hacerme.
Ya sé que es un amigo. Pero hoy me ha dado un buen empujón a la moral.