Puedo dar fe de que este juego es "canelita en rama" si os gustan los juegos tipo "Abu Simbel". Su creador es un tío muy cachondo (que además juega a los arcades como los Dioses), pero no hay que dejarse llevar detrás de esos gráficos y esa ambientación tan bizarra.
Detrás de las vidas representadas en "jeringuillas" o los "canutos" que hay que recoger en cada pantalla para avanzar se esconde un verdadero homenaje a esos juegos clásicos "deterministas" tipo Abu Simbel, Manic Miner, etc. Un juego "de los de antes", donde se juega como antaño (sin continues de ningún tipo) y donde nuestra única posibilidad de avanzar es como en la vida misma... por puro ensayo y error.
Saltos ajustados al milímetro, gran manejo del salto (pudiendo controlar a la perfección la intensidad y longitud del salto del personaje), y horas y horas que debió dedicarle para asegurar una dificultad bien alta pero, como dice Beaches, asequible para aquel que le dedique las horas necesarias.
Todo mi respeto para este juego y su autor y todo un orgullo haberlo jugado y completado como Dios manda.