El cardiólogo y la neuróloga me han dicho que es imprescindible que ande tres o cuatro kilómetros al día. Con sus informes médicos en la mano, he salido a andar cuando no llovía. Nadie me paró ni me dijo nada, tampoco me crucé con ningún coche de policía.
Y hoy, que hace un día estupendo, mi mujer me ha dicho que ya no salga más. Le he preguntado si es que habían dicho algo en la tele, pero dice que prefiere que me quede en casa, por si me contagio. Todas las mañanas limpia la casa por todos lados con lejía. Está asustada. Nunca la había visto así, ni cuando la trataron del cáncer, me preocupa.
Me conformaré con dar vueltas alrededor de la piscina.
Y el lunes tengo que salir a comprar, ya nos falta todo lo fresco...